Hablamos de espacios encantados,
mágicos. En plena falda de una montaña se elevan las casas, totalmente de
piedra pizarra, como hace siglos se construyeran. Patones es un lugar de paz,
de tranquilidades y donde solo se escucha el canto de las golondrinas.
En tan idílico escenario, se
levanta el Hotel El Tiempo Perdido, un espacio singular y romántico donde
podemos dormir y descansar, después de recorrer las empinadas callejuelas empedradas de Patones de Arriba.
Este espacio singular hace honor
a su nombre. Supone un lugar romántico donde se para el tiempo, un tiempo
maravillosamente detenido.
En realidad El Tiempo Perdido son
la unión y posterior fusión de distintas casas tradicionales de Patones. De
este modo, el conjunto de este maravilloso hotelito tiene una configuración
laberíntica.
Para llegar a nuestra habitación,
podemos cruzar varios recodos interiores, quizá un patio engalanado de flores y
claveles, para después cruzar a otro edificio donde, tras adentrarnos en una
especie de romántico corredor de piedra y aderezado con esplendidas pinturas,
podremos alcanzar nuestra habitación.
Adentrarnos en el Hotel el Tiempo
Perdido es, sin duda alguna, toda una aventura. Una hermosa aventura que nos
costará olvidar, ya que los servicios, las experiencias culinarias, las vistas
y la comodidad de este maravilloso, mágico hotel son únicas y expléndidas.
Además, no podemos dejar de
mencionar el romántico jardín del que dispone este establecimiento. Es, en
realidad una continuación del hotel, un espacio añadido y preparado para
degustar los excelentes manjares culinarios con unas vistas de todo el pueblo
increíbles.
Gastronómicamente, El Hotel el
Tiempo perdido presenta una carta económica y sin excesivas complicaciones. Se
basa en platos tradicionales de la Sierra Norte de Madrid: cabrito, migas,
postres caseros, etc.
La terraza es, sin lugar a dudas,
un maravilloso mirador hacia las
montañas. Es un lugar único y mágico. Totalmente recomendables las cenas
mirando las estrellas, o contemplando la hermosa luna llena, sobre las
montañas. Este espacio destinado a modo de comedor, consta de dos ambientes: un
porche de madera acristalado, para los días de lluvia e invernales y una
terraza al aire libre.
Velas, música de piano, el suelo
amoquetado… y nuestra cena dispuesta a ser saboreada. Además de un espacio
único y un marco romántico incomparable como es Patones de Arriba, El
Restaurante el Tiempo Perdido nos ofrece la experiencia de sentir, de poder
sublimar cada silencio, cada mirada o cada sensacón en los maravillosos ambientes
recreados para disfrutar de una estancia inolvidable.
Pisar Patones de Arriba,
adentrarnos en el Hotel El Tiempo Perdido, es retroceder en el tiempo. La
ennegrecida piedra de las casas denota el tiempo y cuantas historias se guardan
en cada edificio perfectamente conservado.
Es un Patones de Arriba mágico, de cuento. Las calles estrechas, empinadas,
labradas también con la piedra que marca todo el conjunto del pueblo,
laberínticas a veces, adornadas por parras e higueras que nacen de entre los
muros y un tiempo que no necesitamos porque, detenido, hemos vuelto al cómo se
vivía y al como eramos a principios de Siglo
.
Así es Patones de Arriba, así es
como es El Tiempo perdido, sobre todas las cosas, hondas, profundas y latentes
sensaciones. Un lugar de cuento para vivir nuestro propio cuento.
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