Con unas vistas fabulosas, este hostal-pensión ofrece todas las posibilidades imaginables para personas que buscan la paz de un lugar tranquilo o el bullicio del Casco Viejo de San Sebastíán.
Da igual cuales sean nuestros gustos o qué tipo de estancia busquemos. Este lugar mágico nos ofrece la posibilidad de la montaña, la opción del mar o el goce de la cultura y la gastronomía que significan Donostia, ya que desde dicha pensión estamos a unos veinte minutos del centro de la ciudad.
Es un hostal romántico, único en su estilo por lo cuidado de los espacios y los ambientes creados. Un lugar en el que podemos sentirnos como en un cuento de hadas. Ideal para veladas románticas, recomendable para aventureros que gustan de practicar senderismo y pesca por tierras vascas.
Pero, además de sus cuidados espacios, esta pensión destaca por su ubicación, sus vistas, como ya hemos dicho y el trato que se dispensa al cliente. También podremos apreciar la exquisita cocina vasca de manos de Maritxu, la dueña del este maravilloso hotelito.
Otro valor añadido del establecimiento que nos ocupa, es el espacio. Pasajes de San Juan es un lugar de cuento. Antaño un pueblo de pescadores vascos que, con el transcurrir de los años, fue absorvido por el crecimiento de Donostia.
Salir de nuestra pensión y caminar por las estrechas, intrincadas y retorcidas calles de Pasajes de San Juan es ya una experiencia para todos y cada uno de nuestros sentidos: el olor del mar, mezclado con el de los distintos restaurantes del lugar, el sabor del salitre en nuestra boca, el tacto del viento que viene desde el mar a esconderse por entre los edificios y las casas, la vista, los sonidos.... una experiencia embriagadora para todos nuestros sentidos, no sabe duda.
Descubriremos también un Pasajes de San Juan retorcido, angosto y jalonado de pendientes insidiosas, enclavado en la montaña.
Asomado por un lado a la ria que podemos cruzar en barca y que nos dejará ya en Donostia-San Sebastián.
Por el otro lado el mar, inmenso, gigantesco y de mil colores que dibuja extrañas sensaciones, ruidos ajenos que trae el viendo desde el alta mar. Desde el cuarto de la pensión San Pedro Nº3, podremos oir, con el viento, el fragor de las olas de vez en cuando.
Es un lugar maravilloso, no cabe duda.
Además, por su proximidad a la capital guipuzkoana; ya hemos comentado la posibilidad de cruzar la Ría de Pasajes en una pequeña motora.
En veinte minutos, caminando, sin prisa y disfrutando de detalles y matices, podemos llegar al casco viejo de San Sebastián.
De nuevo, aquí, un choque entre quien viene y quien es. Entre quien vive y quien está de paso. Un lugar, la hermosa Donostia, la coqueta ciudad burquesa que, asomada al espejo de la Bahía de la Concha, se ve y se presume en un eterno galanteo con el mar y con la isla de Santa Cristina, antigua prisión y depositorio para personas enfermas.
Podríamos decir que las posibilidades son infinitas. Da igual qué busquemos; el Hotel pensión San Pedro Nº 3 es un lugar hermoso en una ciudad hermosa. Un espacio y unos lugarés únicos, fantásticos, como si de un cuento se tratase.
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