Vivir unos días en un barco puede
ser toda una experiencia, por cuantas circunstancias y emociones podemos
experimentar. En sí, una travesía marítima puede ser el destino de unas
vacaciones.
Sin embargo, aparte de la
modalidad de viajar y disfrutar de un barco durante días, existe una nueva moda
que poco a poco se está imponiendo en las costas españolas. Se trata de
restaurar y ambientar un barco a modo de hotel. El barco, de este modo
permanecerá amarrado al puerto y nosotros tendremos libre acceso a él, como si
de una vivienda se tratase.
Es éste un nuevo concepto de
alojamiento vacacional importado de Australia. En la actualidad, aunque no está
demasiado extendido en la Península ibérica, si podemos alquilar un barco-hotel
en algunos puertos de Barcelona, Valencia y Cádiz.
Es una experiencia única, un
concepto singular y distinto al que estamos acostumbrados a disfrutar. El
concepto se diseña para que durante el día podamos recorrer distintos puntos de
la ciudad, callejear e ir descubriendo cuanto de hermoso y singular pueden
aportarnos poblaciones como Barcelona, Valencia o Cádiz y, por la noche, o
cuando nosotros consideremos oportuno, regresar a nuestro punto de descanso en
el puerto, a nuestro singular barco-hotel.
Originariamente este tipo de
alojamiento turístico nace para paliar la escasa oferta de vivienda y
alojamiento vacacional en algunas ciudades marítimas de Australia.
Es una experiencia de descanso y
alojamiento distinta, diferente por cuanto tiene de singular vivir en un barco
amarrado al puerto.
No cabe duda que es un modelo
distinto, diferente y bastante original. Convivir en un barco puede resultar
una experiencia intensa. Dormir y despertar en un barco puede ser un hecho
pintoresco tanto para adultos como para niños.
En la actualidad este tipo de
casas-barco ofrecen todas las comodidades y el confort que podamos requerir.
Ducha, luz, calefacción, incluso atención personalizada para cualquier tipo de
necesidad que podamos requerir, son cuestiones que no debemos dejar pasar por
alto.
Por otro lado, será interesante,
ya que no nos vamos a mover, que nuestro barco-hotel esté cerca del centro de la
ciudad o, al menos, de lugares que merezca la pena visitar y disfrutar. Por
regla general si el puerto está lejos de esos lugares, puede ser un pequeño
inconveniente.
También será crucial, a la hora
de realizar la reserva de nuestro barco-hotel que no sea un espacio compartido.
Si bien el precio puede bajar considerablemente en este caso, no todos estamos
dispuestos a sacrificar intimidad y comodidad por el hecho de compartir un
alojamiento, en este caso nuestro "hotel-flotante", con terceras personas.
En cuanto al tipo de barco,
dependerá de nuestras posibilidades y de la oferta que exista en el lugar que
visitemos. Hay barcos y catamaranes de ensueño en los que podemos alojarnos y
sentirnos como verdaderos marinos de mar, sin movernos de puerto.
En fin, no cabe duda de que
alojarse en un barco puede ser, y es, un hecho singular y distinto cuanto
menos, de tal manera que puede suponer toda una experiencia en nuestra
concepción de las vacaciones y del descanso en dicho periodo estival.
¿Te atreves?
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